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martes, 22 de octubre de 2013

Cómo solucionar el problema de las palabrotas

Los niños y las palabrotas

Las primeras palabras que emite el bebé son música para el oído de sus papás. Pero un buen día, para desconcierto de propios y extraños, el pequeño suelta su primera palabrota. No se sabe dónde o a quién se la ha oído, pero sí hay que tener claro lo que se debe hacer. Cuando son pequeños, los niños no se imaginan el significado de las palabrotas y expresiones vulgares que pronuncian los demás.

El problema de las palabrotas

Niños y palabrotas
Lo que está claro es que, cuando él las articula, los adultos no se quedan impasibles. Unos enrojecen, otros se ríen, otros se enfadan y muchos de ellos se quedan totalmente desconcertados. Tacos e insultos forman parte natural del aprendizaje del niño y es normal que los digan en un momento u otro. Pero evitar que formen parte habitual de su vocabulario es nuestra obligación.

Cuando el bebé aprende a hablar

El bebé aprende a hablar porque observa a las personas y las imita. Y lo seguirá haciendo en la medida en que se le escuche y se le refuerce lo que está diciendo. Para él es como un juego y, a medida que experimenta con el lenguaje, va adquiriendo mayor vocabulario.

Las primeras palabrotas: Caca, culo, pedo, pis

Alrededor de los tres años, el niño puede tener un vocabulario de alrededor de mil palabras. Le llaman la tención aquellas que se expresan con énfasis y, sobre todo, aquellas que provocan “reacciones especiales” en los demás. Por ello es normal que haga sus primeros pinitos en elmundo de las palabrotas.
A partir de los 4 ó 5 años además empiezan a parecerle graciosas las palabras relacionadas con los genitales y los excrementos. El mero hecho de decir “caca, culo, pedo, pis” les provoca la risa. También utilizan términos malsonantes que no tienen que ver con la fisiología del cuerpo y generalmente suelen elegir los que oyen más a menudo o los que llaman más su atención. Hasta aquí se trata de una conducta normal.

Dónde aprenden palabrotas los niños

Los padres en muchas ocasiones se preguntan: ¿dónde ha aprendido semejantes palabrotas? La respuesta es obvia. Se las oyen a sus compañeros de juego, a los adultos o en los medios de comunicación. Debemos procurar que el lenguaje que escuchen nuestros hijos sea el adecuado, ya que estos lo almacenan todo y luego es fácil que lo repitan.
Por tanto, hay que cuidar el grupo de amigos con el que el niño se relaciona, seleccionar el tipo de programas televisivos que ve y, por supuesto, predicar con el ejemplo. Nuestro vocabulario es muy rico y seguro que podemos omitir las palabras ordinarias.
El niño, en un principio, desconoce el significado real de estas palabras y, desde luego, no tiene ningún ánimo de ofender. Pero percibe perfectamente que, cuando las usa, los adultos le prestan una atención especial. Es importante conocer la finalidad que esconde cuando dice palabrotas, es decir, por qué las dice.
Ante todo, naturalidad
Si queremos que esta etapa sea pasajera y no se afiance, hay que procurar que el taco pierda su fuerza expresiva. No podemos evitar que diga palabras malsonantes, pero sí podemos intentar que no se refuercen. Si no nos escandalizamos ni nos reímos, seguramente la palabra pasará desapercibida y no se consolidará en el repertorio del niño. De lo contrario, aprenderá que esa es la mejor forma de conseguir lo que quiere y lo utilizará cuando desee algo y seguramente en el momento que surta mayor efecto, como por ejemplo cuando haya visita.

Límites y soluciones a las palabrotas

No hay que dramatizar, pero tampoco hay que ignorarlo siempre. Evidentemente, depende de la situación, y del criterio de los padres. Pero en general, si el niño excede el mal gusto y utiliza los tacos para herir a alguien o palabras muy fuertes, hay que decirle con firmeza –y a ser posible en privado– que no es admisible. Debe saber que existen ciertas reglas sociales y tiene que conocer cuáles son y respetarlas.
•- Primero prevenir. Cuidar las compañías, seleccionar los programas de la tele y predicar con el ejemplo.
- •Actuar con naturalidad en las primeras ocasiones. Reírle la gracia o reaccionar con enfado (amenazas, castigos o gritos) fomentará su uso cuando quiera poner a prueba al adulto.
-• Utilizar juegos de palabras. Para que los tacos pierdan fuerza expresiva podemos servirnos de palabras alternativas para expresar lo que siente.
-• Entender sus motivos. Si averiguamos el porqué de sus palabras, podremos anticiparnos a los hechos.
-• No perder los nervios. Si no estamos seguros de reaccionar con calma, es útil tomarse un paréntesis para, más tarde, una vez sosegados poder hablar del tema con una mayor perspectiva.
-• Proceder con firmeza cuando utiliza las palabras malsonantes.
-• Paciencia y perseverancia. Las conductas inapropiadas tardan tiempo en instaurarse, por lo que no desaparecerán de la noche a la mañana.
-• Penalizaciones. Si se ha intentado todo y no se logra que el niño modere su lenguaje, hay que marcar límites y penalizar su conducta.

Síndrome de Gilles de la Tourette

No siempre el niño que dice tacos tiene control sobre lo que está haciendo. Los niños con síndrome de La Tourette presentan numerosos tics motores y fonatorios combinados, entre los que se encuentra decir palabrotas. Se trata de un trastorno neuronal poco frecuente. Pero la forma de decir tacos es diferente, ya que carece de intencionalidad.
Aparece de repente, de forma estereotipada y sin sentido contextual, como descarga de una tensión originada por su estado emocional. Además la palabra soez suele ir acompañada de otros tics (muecas, carraspeos, movimientos de brazos y/o piernas…), todos ellos muy repetitivos.



Fuente: Con mis hijos.com

martes, 15 de octubre de 2013

Niños con déficit de atención: ¿Cómo actuar?

Los niños con TDA-H no son más vagos que el resto de los niños

 
Niños con déficit de atención: ¿Cómo actuar?


El concepto de dificultades de aprendizaje (DA) es muy amplio y abarca cualquier dificultad notable que un niño encuentra para seguir el ritmo de aprender de sus compañeros de edad. Esta dificultad puede manifestarse en un área o campo determinado: lectura, escritura, cálculo, lenguaje…
Cuando un niño sufre un trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad hay que tener bien claro que no se trata un retraso mental ni falta de inteligencia en el niño. Tampoco se trata de niños vagos ni desmotivados, sino que este trastorno puede darse en personas de cualquier nivel de inteligencia.

CLAVES para entender y actuar frente al TDA-H:
¿Se da igual en los niños que en las niñas?
En la población pediátrica, se identifica el TDAH más en varones que en mujeres pero se da en ambos sexos. La cuestión es que los síntomas asociados son muy diferentes entre ambos. Las niñas no suelen tener problemas de conducta y suelen acudir a consulta de Psicología o Pedagogía por presentar problemas de aprendizaje y bajo rendimiento escolar. Por el contrario, en los varones predomina el subtipo hiperactivo- Impulsivo o bien de tipo combinado (Déficit de atención e Impulsividad), subtipos que suelen ir acompañados de conducta disruptiva en el aula y falta de cumplimiento de normas en la familia.
¿Se manifiesta de la misma manera en todas las personas?
No, el TDAH es un trastorno complejo, cuyos síntomas están presentes en muy distinto grado en cada persona. No existe un único TDAH, sino diferentes sujetos que padecen TDAH.
¿Cómo evoluciona el TDAH?
Se estima que más del 80% de los niños que presentan el trastorno continuarán padeciéndolo en la adolescencia, y entre el 30-65% lo presentarán también en la edad adulta. El diagnóstico a una edad temprana y la realización de un tratamiento multidisciplinar adecuado, condicionan el pronóstico y su evolución.
¿Es bueno castigar a los niños con TDAH?
Se ha demostrado que el castigo sistemático que suelen recibir los sujetos con TDAH es ineficaz y perjudicial en su educación con consecuencias negativas para su autoestima. En la mayor parte de los casos, les supone una forma de represión injusta que les incapacita para aprender las normas de comportamiento. Por otra parte, su propia inquietud es muchas veces confundida con una mala conducta, lo que lleva a castigarles en exceso sin motivos reales, creando un “acostumbramiento” al castigo.
¿Es culpa de los padres el TDAH de su hijo?
No, los padres no tienen la culpa. No acepte nunca que nadie le culpe del trastorno que presenta su hijo, como tampoco se le ocurriría a nadie culparle a usted si su hijo tuviera diabetes o epilepsia. El TDAH no se produce por desacuerdos entre los padres, ni por separación o divorcio, ni por el nacimiento de un hermano menor, ni porque la madre o el padre se ponga a trabajar, o porque trabajen mucho y pasen poco tiempo en casa, ni por tener niñera, ni porque le cambien de colegio, ni porque le cuiden sus abuelos.
¿Son todos los niños con TDAH rebeldes, oposicionistas y desafiantes?
Estas conductas son muy frecuentes en los niños con TDAH (dificultad para obedecer y cumplir normas, contestan a los adultos, parecen no escuchar cuando se les manda hacer algo, discuten o interrumpen con frecuencia). Esto se debe a que estos niños tienen dificultades para percibir su propia realidad y la de su entorno, lo que provoca que se sientan incomprendidos y 'reprimidos' ante cualquier intento de corrección y reaccionen de esta forma.
¿Qué cosas pueden mejorar o empeorar un TDAH?
Existen varios factores que ayudan a una buena evolución del trastorno como son el diagnóstico precoz, una educación coherente y competente por parte de los padres o la transmisión de valores positivos y estabilidad familiar.
Por el contrario, los siguientes factores pueden empeorar el pronóstico de TDAH: un diagnóstico retardado o una educación demasiado permisiva o severa por parte de los padres.
¿Qué puede suceder con un adolescente cuyo TDAH no haya sido tratado en la infancia?
El adolescente con TDAH que no reciba tratamiento durante la infancia tendrá unos síntomas más marcados y podría mostrar otras alteraciones asociadas como dificultades para organizarse wescolar y personalmente o empezar múltiples proyectos de forma simultánea, pero rara vez terminarlos o la tendencia a realizar conductas de riesgo: alcohol, adicción a sustancias, conducta antisocial…
¿Qué puede hacer el colegio con los niños con TDAH?
Conocer el problema para poder comprender e intervenir adecuadamente. Esto implica asesorar a los padres en la derivación del niño a un especialista adecuado y comprender las necesidades específicas del niño. La colaboración entre colegio y familia es fundamental para un tratamiento efectivo. 


Fuente: ABC.es/familia/padresehijos.com

miércoles, 9 de octubre de 2013

Peleas entre niños: ¿debo intervenir cuando otro niño pega a mi hijo?


Muchos padres dudan si deben intervenir o no cuando otro niño pega a su hijo. Si se atienden a las características evolutivas del desarrollo social de los niños, se entenderá que la intervención del adulto es completamente necesaria.
Peleas entre niños 


Los padres deben intervenir en las peleas entre niños
Existe una fuerte tendencia generalizada a pensar que los adultos han de dejar que los niños gestionen ellos solos sus conflictos con otros niños. Sin embargo, la realidad es que esto no es beneficioso.
Los niños pequeños (alrededor de los 2 años) se encuentran en un proceso de adquisición y desarrollo de sus habilidades sociales. Los niños necesitan un modelo al que poder observar e imitar y un acompañamiento emocional ante la situación conflictiva.
Los niños también necesitan aprender a resolver los conflictos interpersonales y desarrollar sus habilidades sociales. Para ello necesitan un referente, que es el adulto.
Si el adulto no interviene en un conflicto entre iguales, se está imposibilitando a los niños aprender a partir de su referente de comportamiento.
Además, cuando se producen interacciones de #agresividad o #violencia entre niños, es fundamental que el adulto intervenga para mostrar al niño la manera de gestionar esta complicada situación.

¿Qué deben hacer los padres ante una pelea entre niños?

Los niños de 2 años aún no poseen las estrategias necesarias para resolver conflictos de forma positiva. Por ello, pretender que sean los pequeños los que resuelvan sus conflictos sin ayuda es tratar de que realicen algo para lo que todavía no están preparados.
Cuando se permite que un niño agreda a otro, se está dejando al niño agredido desamparado e indefenso. Además, se le está transmitiendo que está sólo ante el conflicto, que no tiene apoyo ni protección.
Asimismo, cuando el adulto no interviene en casos de agresión entre niños, está permitiendo y legitimando la violencia. Aunque sean problemas infantiles, las agresiones físicas y verbales no deben permitirse en ningún caso.
Cuando se ignoran este tipo de agresiones, se está trasmitiendo a los niños que la violencia es aceptable y que en situaciones violentas el agresor queda impune y el agredido protegido.
Por todo, es fundamental que el adulto intervenga si agreden a su hijo. De esta maner, se le ofrece consuelo y protección y se le enseñan herramientas positivas de resolución de conflictos.


Si tienes alguna pregunta al respecto no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Estaremos encantados de poder atenderte.

Fuente- El bebe.com

lunes, 7 de octubre de 2013

Los deberes no deben ser un suplicio


Tanto en el colegio como en casa es imprescindible aumentar la #motivación de nuestros pequeños escolares. 

¿Cómo? Te damos algunas sugerencias.

Además, existen pautas para mejorar su educación #emocional como te mostramos en el anterior artículo.

5-6 años: Los deberes no deben ser un suplicio
  • Un niño seguro y confiado en sus posibilidades tiene mucho camino andado.
  • Ante los primeros fallos, o las primeras malas notas, no podemos permitir que se desmotiven pensando que fracasan repetidamente.
  • Debemos inculcarles que el error forma parte del proceso de aprendizaje, y que deben sacar partido a sus fallos y hacerlo mejor la próxima vez. Siempre debemos depositar en ellos expectativas de éxito.


Transmitir entusiasmo

  • Es importante que vivan todo lo académico como algo positivo que les va a colmar de cosas buenas.
  • Les encanta que les contemos con alegría historias de cuando nosotros éramos estudiantes.
  • Conviene que nos impliquemos en sus tareas, deberes y estudios, pero no para hacérselo nosotros, sino para que vean que de verdad nos interesa e ilusiona.


Reforzar sus #logros

  • No tenemos que felicitar solo en función del resultado.
  • Es fundamental que también reforcemos el proceso: «¡Bravo, Tomás! Estás utilizando muy bien el diccionario para hacer ese ejercicio de inglés».


Planificar su tiempo

  • A veces la falta de motivación viene porque piensan que con los deberes se les va toda la tarde y no les queda ni un rato para jugar. Si les ayudamos a organizarse bien, verán que hay tiempo para todo.
  • Les anima mucho anotar sus horarios semanales y ver que aparte de programarse su sesión de cuentas o de lectura, apuntan el cumple de su vecinito o la visita a los primos.
  • Verán que con una buena organización se puede hacer todo.


Buena actitud ante las notas

  • Si las notas son muy buenas, hay que felicitarles y no caer en la tentación de pedirles siempre más: «¡Has sacado un notable, ahora a por el sobresaliente!».
  • Está bien que vean que confiamos en ellos, pero si se sienten presionados, se desmotivarán pensando que no van a cumplir nuestras expectativas.
  • Ante las malas notas, evitemos las broncas, castigos y comentarios despectivos. Es mejor ofrecerles apoyo para remontar la situación.


No a las comparaciones

  • Debemos evitar a toda costa las comparaciones con otros niños.
  • Cada uno es como es y si de forma habitual caemos en estos comentarios, estaremos dañando seriamente su motivación y su autoestima.


Juegos

¿Quién dice que aprender es algo aburrido? Podemos jugar a ver quién sabe más palabras, quién hace mejor mentalmente sumas o quién conoce más árboles.


Contratos divertidos

  • Si no hay forma de que se pongan con ilusión a hacer sus tareas, podemos establecer pactos en forma de contratos divertidos. Por ejemplo: durante una semana pegamos en una ficha que hemos hecho juntos un gomet con una sonrisa por cada día que hace sus tareas y en el tiempo fijado. Al acabar la semana, contamos los gomets y establemos un premio según el número que hayan conseguido.
  • Intentemos que las recompensas no sean solo regalos materiales; pueden ser ir al cine, cocinar su dulce favorito o montar el Scalextric el domingo. 

  • Si quieres más información sobre técnicas de estudio y aprendizaje, no dudes en ponerte en contacto con nosotros

  • Fuente: Serpadres.es





miércoles, 2 de octubre de 2013

Cuándo llevar a un niño al logopeda

Siempre que el niño se desvíe del desarrollo que se considera habitual para su edad convendría consultar con el logopeda. Sobre todo con el inicio con la lecto-escritura que es cuando el niño va a empezar a escribir tal y como pronuncia.